LLEVA más de 40 años retrasmitiendo la Semana Santa de Málaga. Aún hoy,
a pesar de estar jubilado, sigue al pie del micrófono desde Radio
Popular. Antonio Guadamuro Domínguez nació el 13 de octubre de 1940 en
el número 10 de la calle Marqués de Larios. Malagueño por los cuatro costados, ha sido testigo de la evolución de la Semana Santa durante todo este tiempo.
SU VINCULACION CON LAS COFRADIAS EMPIEZA desde chiquitillo porque su padre pertenecía a la junta de gobierno de El Rico, auque él dejó de salir antes de la guerra. Con los amigos y compañeros del colegio, con 8 o 10 años, ya mostrábamos interés por las cofradías, por la Semana Santa. Luego a salido de nazareno en Estudiantes, en Mena, en la Cena y en el Cristo del Amor. Entonces no había que ser hermano. Llegabas, te inscribías, te daban tu vale para el capirote, tu túnica, a salir ese día y... adiós.
En los años 46 y 47 -tenía yo 6 o 7 años-, Radio Nacional de España hacía conexiones a nivel de cadena desde los almacenes Álvarez Fonseca, en la calle Nueva. Yo iba con mi primo, José María Guadamuro, y allí aprendí bastante de Antonio Carmona, de Miguel Martín Alonso, de Antonio Barceló, con unos micrófonos de esos de carbón... Y no había entonces la coordinación que hay ahora en las procesiones. Existían unos horarios e itinerarios que prácticamente no se cumplían. La pobreza era extraordinaria en los enseres. Yo he visto hachones pintados de purpurina. Se ponían muchas flores en los tronos para tapar aquella pobreza. Los tronos pesaban lo que no está escrito. Algunos se quedaban en la calle... Entonces, la diferencia es como la noche al día. Ahora tenemos una extraordinaria Semana Santa.
SU VINCULACION CON LAS COFRADIAS EMPIEZA desde chiquitillo porque su padre pertenecía a la junta de gobierno de El Rico, auque él dejó de salir antes de la guerra. Con los amigos y compañeros del colegio, con 8 o 10 años, ya mostrábamos interés por las cofradías, por la Semana Santa. Luego a salido de nazareno en Estudiantes, en Mena, en la Cena y en el Cristo del Amor. Entonces no había que ser hermano. Llegabas, te inscribías, te daban tu vale para el capirote, tu túnica, a salir ese día y... adiós.
En los años 46 y 47 -tenía yo 6 o 7 años-, Radio Nacional de España hacía conexiones a nivel de cadena desde los almacenes Álvarez Fonseca, en la calle Nueva. Yo iba con mi primo, José María Guadamuro, y allí aprendí bastante de Antonio Carmona, de Miguel Martín Alonso, de Antonio Barceló, con unos micrófonos de esos de carbón... Y no había entonces la coordinación que hay ahora en las procesiones. Existían unos horarios e itinerarios que prácticamente no se cumplían. La pobreza era extraordinaria en los enseres. Yo he visto hachones pintados de purpurina. Se ponían muchas flores en los tronos para tapar aquella pobreza. Los tronos pesaban lo que no está escrito. Algunos se quedaban en la calle... Entonces, la diferencia es como la noche al día. Ahora tenemos una extraordinaria Semana Santa.
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