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domingo, 11 de noviembre de 2012

PACO SEGOVIA ARIAS EL BERE

























HAY  PERSONAJES  QUE  PASAN  A LA  HISTORIA  POR  SUS  MERITOS  CONTRAÍDO  CON  SU  CIUDAD  Y  HAY  OTROS  QUE  SU  BUEN  HACER  Y SU  FORMA  DE VER LA  VIDA  LE  GRANJEA  AMIGOS  PARA  TODA  LA  VIDA  , ADEMÁS  DE SER  QUERIDO  POR  TODO  EL  QUE  LO  CONOCE,  ESTO  ES MAS  O MENOS  LO  QUE LE OCURRE  A ESTE  PERSONAJE     AL  QUE  VOY  A DEDICAR  ESTA  ENTRADA  BIOGRAFICA,    "    PACO      EL  BERE  "   COMO LO  CONOCEN  TODOS  ES   UN   PERSONAJE  TAN  CONOCIDO  EN  MALAGA  QUE  NO  DUDE  PARA  QUE  SU  BIOGRAFIA    TENGA   QUE  ESTAR EN  ESTE  BLOG.




Paco"   el   bere   "  apodo  que  se  lo puso un  amigo  ,  porque  le  gusta  mucho  las  berenjena   , nació en 1950, tiempos duros. Su casa junto al cementerio era de madera; su padre la compró en La Malagueta por 250 pesetas, la desarmó y la volvió a armar allí. Treinta o cuarenta metros para el matrimonio y los cinco hijos. «Cuando llovía, calaba, y si venía la riá, nos sacaban a la vía del tren». En el colegio del Padre Ciganda estuvo solo un año; tras unas fiebres maltas no volvió. Tenía nueve, y se quedaba en la playa con los pescadores. Empezó a limpiar género, después los puestos del mercado -«yo juntaba todos los días siete u ocho duros, que ya era un dinerillo»- y aprendió todo. «Compro, vendo, guiso, como pescado y tengo 62 ¡a ver si no!». Siempre le ha gustado salir en un bote de remo o sentarse en los espigones al chambel con los pies dentro del agua. «El mar da vida».
En 1975 monta su pescadería de Villafuerte tras unos años en el Mercado de Salamanca; y se casa. Vive en el piso de arriba. «He llevado una vida ordenada». Solo en una ocasión se embarcó otro negocio, El Copo, por ayudar a un chaval en mala situación; pero, a pesar del éxito, lo dejó rápido porque apenas dormía y una madrugada se estrelló volviendo de pescadería. Sus pasiones son los amigos, el fútbol, el pescado... «Alto, alto, también el jamón de pata negra y las mujeres, lo que pasa es que son dos cosas muy caras». Las comidas con amigos en la pescadería vienen de su pasión futbolera -«un juego precioso en el que se gana y se pierde; aunque los hinchas no aprendan algo tan simple»- cuando tocaba noche culé.
-A mí no me llama nadie extraño para reservarme la mesa. Esta es mi casa y vienen a comer mis amigos, y los amigos de mis amigos.
La pescadería es un pequeño local más allá de una cortina de canutillos de plástico con los colores de la bandera nacional. Tras el mostrador clásico de mármol, al fondo, se encajona una mesa con ocho o diez sillas desparejas. Ese es el comedor del Bere, donde se puede ver entre amigos lo mismo a un consejero de la Junta o un ex alcalde o ex alcaldesa, quizá un magistrado estelar, un genio de la alta cocina, un poeta de columna diaria, el entrenador del Málaga, un director de periódico, un alto ejecutivo de Unicaja. y la modestia del local es parte de su encanto porque en definitiva retrata al Bere, que merodea mientras termina sus paellas gloriosas con el puro en la boca hasta que de pronto irrumpe con un chiste desopilante -su vis cómica recuerda algo a su amigo Chiquito- o revelando los secretos del arroz o los espetos o la fritura de jurelitos.

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